[Event "Blancas dan mate en dos"]
[Site "?"]
[Date "????.??.??"]
[Round "?"]
[White "Otto Wurzburg, 1917"]
[Black "'The Pittsburgh Gazette Times', primer premio"]
[Result "1-0"]
[SetUp "1"]
[FEN "6r1/5Qpk/2p3R1/8/8/8/2K4p/8 w - - 0 1"]
[PlyCount "3"]
[EventDate "2024.02.23"]
[SourceVersionDate "2024.02.23"]
{La belleza mayúscula, como la del primer movimiento de este problema de mate en dos que nos sugiere el incansable prescriptor René Mayer, no desaparecerá nunca, con independencia de que el futuro del ajedrez este dominado por el ajedrez normal y secular o por la modalidad 960. O por ambos en pacífica convivencia, como propone Magnus Carlsen, con preferencia del 960 para el juego lento y del ajedrez de siempre para los ritmos rápidos. Esto último está conectado con la justificación de promover el 960, donde la posición inicial de las piezas en la primera fila se sortea pocos minutos antes de cada partida: el peso de las aperturas aprendidas de memoria (cada vez con más frecuencia hasta más allá del vigésimo lance) con computadoras potentísimas hace que la parte científica del ajedrez (la preparación casera) predomine sobre el arte (la creatividad e improvisación en el tablero) y el deporte (tomar decisiones bajo una gran presión ambiental y del reloj). Es verdad que este problema afecta mucho más, de momento, a los jugadores de élite que a los aficionados, quienes, en su gran mayoría, dan gran valor al estudio de las aperturas y lo disfrutan. Pero no es menos cierto que el tamaño del problema crece muy rápidamente: cualquier aficionado puede hoy, sin necesidad de invertir mucho dinero en su preparación, jugar a muy alto nivel la primera fase de la partida en lugar de tener que pensar en profundidad desde el primer movimiento, como ocurre en el 960. Mientras se discute, gocemos de la belleza:} 1. Rg1 $3 {, y las blancas darán mate en la jugada siguiente de manera inevitable, ya sea en g6 contra Rh6, o en g7 si se mueve la torre, o de la manera más llamativa:} hxg1=Q 2. Qh5# {mate.} 1-0